viernes, 30 de septiembre de 2011

Transposición a Nam June Paik

TRANSPOSICIÓN

En una visión general, el este trabajo fue no sólo una descontractura de los anteriores temores sino también una nueva y muy fructífera organización mental.
Elegimos con mi grupo a Nam June Paik con todas las implicancias que este artista acarreaba, sus innovaciones de la época que traían consigo un sinfin de cuestiones. Entonces, cómo representaríamos en aspectos contemporáneos a un pionero si hoy en día su materia no es ninguna novedad? Y peor aún: qué posible voz paikeana conseguiríamos darle a nuestro trabajo, teniendo en cuenta las diferencias abismales en cuanto a contexto histórico, social, inquietudes humanas, artísticas y sobre todo capacidades tecnológicas (que podrían tanto alimentar la transposición como acuchillarla)?
La instalación que realizamos para la clase fue sumamente nutritiva para el grupo. No sólo que nos potenció la investigación del autor sino que también nos disparó el real interés sobre la expresión que proponía. Allí, planteamos cuestiones de destino filosófico. Interpretamos las obras de Paik no como una presentación del arte a través de esta nueva tecnología (la cámara, la televisión, por ejemplo) sino como una observación constante, aturdida, que realiza el hombre.

El hombre que engendra al hombre, crece con el hombre, construye cosas para hombres, y luego, crea la pantalla. El hombre coloca al hombre en la pantalla. Es todo parte de un circuito casi obsesivo: el hombre utiliza la tecnología, esta interconexión virtual, para conectarse a si mismo, para plasmarse en su esencia y falsa esencia.

Nuestro corto trata sobre un hombre sumido en una bruma cíclica de observación. Un tipo en una realidad casi onírica, donde es observado desde una cámara de seguridad. Esta misma cámara, se proyecta en una pantalla dentro de la heladera. El hombre se extiende, mira la pantalla de la heladera (observándose por detrás). Entonces, el quiebre: la misma pantalla de la heladera está capturándolo también, y proyectándolo en una pantalla detrás de él. Intentamos de inducir una atmósfera atemporal, las pantallas no en todo momento coinciden con la acción y esto fue para expresar precisamente lo cíclico y las perturbaciones del tiempo pero también una eternidad de acción repetida. También maniobramos varios toques de textura: grano, ruido.

En cuanto al trabajo mismo, nos auto-engatuzamos con nuestro propio cronograma. El asunto de utilizar dos pantallas (que debían coordinar con la acción real tridimensional del hombre) nos limitó y complicó bastante en cuanto a tiempos y energía gastada. La imagen, tanto encuadre como posición de luz, se nos complicó un poco en cuanto a lo que queríamos adoptar de paik (tonos tan fuertes en contexto claroscuro) , lo que nos resultaba atractivo a nosotros (tantos tonos fuertes nos hacían ruido en el momento), el lugar (falseamos el espacio utilizando dos veces la misma pared, por ende también sobrecomplicamos el asunto) y, bueno, las pantallas.
Hoy por hoy, creo que al trabajo le faltó otra gran parte del proceso. Si tuviese la oportunidad de hacer la transposición otra vez, primero que pensaría dos veces sobre la elección del artista. Paik puede resultar fascinante pero se debe pensar mucho en cuanto a posibilidades personales, era un artista complicado de tratar y, como dijo Bruno, quizás otro artista nos hubiese permitido la posibilidad de resaltar nuestros fuertes.

Conclusión: no me arrepiento de nada más que de la forma. Me interesaba el proceso mental, me interesaban los puntos de esencia que planteábamos previamente. Ahora, cómo me gustaría tener una segunda oportunidad para transponerlo nuevamente, con el aprendizaje ya absorbido y la ambición (la nota del trabajo tocó cierto click en el orgullo) un poco más desafiada.



Aquí dejo el LINK: http://www.youtube.com/watch?v=fJ_Olax9DNU