miércoles, 4 de mayo de 2011

Serie Final "La Taberna"










Dentro de todo, estuve conforme con mi entrega. Quizás hubiese hecho un poco más de ésto, un poco más de aquello, pero en definitiva creo que mi producto final reflejó el proceso por el que pasé. 
Ya sea comenzando con el pie izquierdo, eligiendo en al primer tarea una fotografía que no cumplió los requisitos, llevando de primera opción del lugar un espacio acotado y nada expresivo, que decidí que las cosas no podían seguir con ese rumbo. Entonces, fui una, dos, siete veces a lo largo del mes a fotografiar la taberna, éste último lugar que me proponía tantas cosas pero que sin embargo debía aprender a domar a mi criterio. El lugar se mostraba, se definía. ¿Pero cómo haría yo para definirlo a él?
Llegado un momento, caí en el cliché. El lugar en sí ya da para eso, con su aspecto irlandés clásico entre otros, por lo que me enfrasqué en una búsqueda que era, para mi, esencial. ¿Cómo expresar un sentimiento tan mundano como el recuerdo, la nostalgia, sin caer en el típico cuadro tristón, ni en la corriente fotografía del bar en donde sólo faltan dos borrachos bebiendo en sus taburetes? Deseaba mostrarlo a mi manera, a mi sentimiento con mis altibajos, mis oscuros y mis luces: con lo que la gente ve de mí... y lo que no. 
Por suerte, mi búsqueda tuvo su encuentro y rindió frutos. A pesar de la insistente frustración, siento que conseguí un resultado final que me gusta. Lo curioso, es que cada fotografía de la serie la saqué un día distinto. Cada día que me propuse desde que despertaba a pasarlo en la taberna, sirvió con su granito de arena. Cada gramo de esfuerzo aportó un poco.
Es por eso que cuando veo mis fotos, a pesar de no sentir que sean las más brillantes del mundo, siento un gran respeto por mi trabajo. Sea lo que sea que hice, le puse onda, y eso me saca una sonrisa. 


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